En las recientes elecciones parlamentarias celebradas en la República Checa no hubo un ganador claro: la socialdemocracia resultó ser la primera minoría consagrada en las urnas, con apenas un magro 20,45%, lo que significó cincuenta curules, lejos de la mayoría necesaria de 101 diputados.
A este desempeño por debajo de las expectativas, se ha sumado la conspiración de cuatro parlamentarios socialdemócratas, encabezados por el vicepresidente del partido Michal Hašek, que se reunieron en secreto con el presidente Zeman con vistas a formar un nuevo gobierno sin Bohuslav Sobotka, el presidente del partido y candidato a primer ministro de ČSSD. Esto supone, por un lado, una intromisión del presidente Zeman en un partido político al que hace tiempo que ya no pertenece, aun cuando conserva influencia en él. Zeman, el primer presidente electo por el voto directo de los ciudadanos, ha avanzado más allá del poder que le reconoce la constitución checa. Por el otro, la socialdemocracia se presenta débil para conformar un gobierno de coalición, para el que ya se iniciaron las reuniones informales.
Esta situación desprestigia aún más a los partidos que se han venido alternando en el poder desde 1993, provocando la irrupción de figuras y movimientos de tendencias populistas y que podrían aumentar su caudal en las elecciones europeas del año próximo.
No obstante, la conspiración contra Sobotka ha fracasado, y ha logrado reafirmar su liderazgo dentro del ČSSD. El partido definirá el próximo domingo 10 de noviembre la suerte de los parlamentarios díscolos.
A este desempeño por debajo de las expectativas, se ha sumado la conspiración de cuatro parlamentarios socialdemócratas, encabezados por el vicepresidente del partido Michal Hašek, que se reunieron en secreto con el presidente Zeman con vistas a formar un nuevo gobierno sin Bohuslav Sobotka, el presidente del partido y candidato a primer ministro de ČSSD. Esto supone, por un lado, una intromisión del presidente Zeman en un partido político al que hace tiempo que ya no pertenece, aun cuando conserva influencia en él. Zeman, el primer presidente electo por el voto directo de los ciudadanos, ha avanzado más allá del poder que le reconoce la constitución checa. Por el otro, la socialdemocracia se presenta débil para conformar un gobierno de coalición, para el que ya se iniciaron las reuniones informales.
Esta situación desprestigia aún más a los partidos que se han venido alternando en el poder desde 1993, provocando la irrupción de figuras y movimientos de tendencias populistas y que podrían aumentar su caudal en las elecciones europeas del año próximo.
No obstante, la conspiración contra Sobotka ha fracasado, y ha logrado reafirmar su liderazgo dentro del ČSSD. El partido definirá el próximo domingo 10 de noviembre la suerte de los parlamentarios díscolos.
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